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Aumenta el consumo de los lácteos ’light’
Aumenta el consumo de los lácteos ’light’

Rossmy García, directora de Servicio a Clientes, indicó que tan sólo en un lapso de tres años se detectó un considerable incremento: “Tienes el caso como la leche donde se observa que en el consumo, tanto en volumen como en valor, está teniendo crecimiento de alrededor de 10% o 13%, aproximadamente (anual)”.

Otros productos cuyo consumo ha crecido son las bebidas isotónicas, leche condensada, chocolate de mesa, postres en polvo, postres refrigerados y bebidas energéticas. 

Una variedad de alimentos que se ha mantenido estancada es el caso de las bebidas gaseosas ligeras: “En esta categoría, por lo menos lo que hemos visto en los últimos tres años, es que no hay un incremento en el gasto que hacen en los hogares dentro de esta categoría, ni en el volumen”.

La excepción es la cerveza, bebida que ha aumentado su consumo sobre todo entre las mujeres: “Es una de las categorías que más crecimiento tiene en la parte de productos ‘light’. Uno diría por qué en cervezas sí y en refrescos no, pero en el tema de la cerveza empiezas a ver un consumo de las mujeres más hacia esta clase de productos, además, ha sido bien recibido porque el sabor es agradable y lo hace una bebida más suave”.

También se detectó que en algunos refrescos y endulzantes, como cajeta y miel, además de la leche evaporada y las bebidas en polvo, se ha reducido el consumo. 

“Indagando con los hogares, la realidad es que algunos han estado un poco renuentes al cambio del producto ‘light’ porque lo ligan a que es un producto que no les gusta el sabor o que no creen en el beneficio o que prefieren otro. Por otro lado, son más caros”.

Pese a eso, la empresa estima que tanto la oferta como la demanda de alimentos reducidos en calorías aumentará en el país: “No tenemos una previsión, lo que sí podemos decir es que para unas categorías específicas sí puede continuar esa tendencia de crecimiento, por ejemplo, la categoría de cerveza donde se ha visto un aumento constante”.

No nutren igual

Sigrid Pimentel, de la Secretaría de Salud, destacó que aunque los alimentos bajos en grasas se ofertan como una alternativa similar en nutrientes, pero bajos en calorías, la realidad es que en su procesamiento se pierden otras sustancias benéficas que sí tienen sus contrapartes regulares: “Jamás vamos a comparar un producto ‘light’ con un alimento natural, porque un alimento natural te va a proporcionar energía, nutrimentos, grasas, carbohidratos, que permiten que el ser humano tenga todo lo que necesita; en cambio, los productos ‘light’ no te proporcionan ningún tipo de nutrimentos, entonces no hay punto de comparación en lo absoluto”.

Para la nutrióloga el éxito en el consumo de estas alternativas entre las personas es más una cuestión de publicidad que los beneficios a la salud que estos puedan tener: “Son dos factores, el primero es que estamos siendo víctimas de tanta mercadotecnia, y la segunda es por la falta de conocimiento de la población que se deja llevar por toda esa mercadotecnia. Malamente no nos ponemos a investigar que no tenemos la cultura de los hábitos alimentarios correctos y mucho menos de acudir con un nutriólogo”.

Claro que la recomendación de Pimentel fue que la gente, antes de considerar incluir en su dieta productos reducidos en calorías, acudan a un experto en nutrición que les ayudará de manera individual a elegir las mejores alternativas en alimentos y en las cantidades que deben ser consumidas. 

Para las personas que se les dificulta acudir con un especialista particular, la Secretaría de Salud tiene con nutriólogos que, aunque no los hay en todos sus centros, al acudir a uno en particular el personal los derivará a una clínica.

“Hay que recordar que ir con un nutriólogo no es solamente el disminuir el peso, es ir a que nos orienten en las conductas alimentarias que estamos teniendo, hay que evaluarnos para de esa forma poder saber qué estamos haciendo bien o mal y sobre todo esta información transmitirla a nuestros hijos o menores”.

POBLACIÓN CON ENFERMEDADES
Es mejor lo natural


Más que una dieta sana, el consumo de alimentos reducidos en azúcares o grasas es recomendable para personas con ciertos problemas de salud, como en los casos de obesidad y otras enfermedades relacionadas con esta condición, expuso Sigrid Pimentel, nutrióloga de la Secretaría de Salud en Jalisco.

“El término ‘light’ viene de un anglicismo que quiere decir ligero, pero contienen edulcorantes no nutritivos, aquellos que no son la azúcar natural, como la sacarina, el aspartame, etcétera. La Secretaría sí reconoce estos edulcorantes como una alternativa para las personas que padecen diabetes, que necesitan bajar el consumo del azúcar, incluso para personas que quieren regular el peso”.

No obstante, indicó que el exceso en el consumo sí puede relacionarse a reacciones nocivas en la salud.

Aunque un exceso, por ejemplo, es consumir 15 latas de refresco al día, algo que rara vez ocurre. “Hay que tener siempre un control sobre estos alimentos, por eso lo más recomendable es ir con un profesional de la salud o un nutriólogo para que determine cuántas porciones son las que tienen que ingerir”.

— ¿A una persona normal qué tanto recomienda el consumo de productos “light” en sus dietas?

— En lo personal, no lo recomiendo, sobre todo en niños o embarazadas o en lactancia, porque son etapas que requieren un aumento en el consumo de nutrientes. 

Si eres una persona que te gusta cuidarte lo que recomiendo es no exceder tres sobres por día, pero sí inclínense por lo natural. Lo que estamos peleando es por el cambio de los hábitos alimentarios, porque si bien son una opción, vemos que necesitamos cambiar este tema de salud pública que tenemos: sobrepeso, obesidad y la diabetes”. 


TESTIMONIO
“Me los recomendaron aunque estuviera embarazada”
 

“Lo primero fue la leche y el pan ‘light’… de ahí empecé a usar lo que son las salchichas, el jamón, las gelatinas, el refresco, los tés, la mayonesa light… el atún, queso cottage, cereales y montón de cosas light. Entre más van sacando y yo estoy feliz porque como lo que tres personas juntas, pero sé que no me va a engordar como la misma cantidad de comida normal”, comenta Isabel Ramírez, mujer dedicada al deporte, quien desde hace 10 años consume esta categoría de alimentos.

Ella se preparaba para ser madre por segunda ocasión. Fue en ese momento cuando comenzó a consumir la oferta disponible de productos reducidos en calorías y lo hizo tras el consejo de una experta en alimentación:

“Fui con mi nutrióloga porque estaba subiendo mucho de peso cuando me embaracé de mi hija. Ella me checó, me dijo qué alimentos comiera, que aunque estuviera embarazada no me hacían daño los alimentos que ‘light’, siempre y cuando escogiera bien. Entonces de ahí empecé a usarlos, de hecho, también me dijo ‘no te hacen daño y son buenos, o sea, tienen todos los nutrientes y eso’”.

Lo que primero se acostumbró a comprar fueron la leche y el pan para sándwiches, pero como al paso de los días le gustaron comenzó a buscar una variedad que se prolongó después de que dio a luz. 

Más tarde su afición pasó de ser un asunto personal a un hábito para toda su familia: “Aunque yo no esté a dieta compro ‘light’ siempre y lo come mi esposo y mi hija de nueve años… y toda mi familia. A mí me comentó la nutrióloga que no hacen daño, que tienen los mismos nutrientes, todo depende que el niño no siempre consuma tantas cantidades, pero si comen un sándwich, comen igual que yo”.

Aseveró que, en su caso, no fue por influencia de la mercadotecnia, de comerciales que relacionan el consumo de lo ligero con la figura, pues incluso prácticamente no ve televisión. En cambio, fue su estilo de vida y los consejos de la nutrióloga los que la llevaron a sus actuales hábitos. 

“Sí, yo soy de comer un buen y me mantiene como yo quiero: ligerita para bailar. Ya nada más cuando me voy a las tortas y a los tacos pues ahí ya… Sin embargo, cuando como en mi casa sé que estoy  alimentándome con lo correcto”.

LA VOZ DEL EXPERTO
Influye el marketing


José Sánchez Gutiérrez (académico de la UdeG.)

Más que conciencia por una alimentación saludable, el consumo en México de alimentos reducidos en calorías o “light” ha sido consecuencia del trabajo de la publicidad o marketing, pues si bien no ha logrado extenderse de igual manera que en otros países de Latinoamérica, tiene expectativa de crecimiento gracias a la labor de promoción, expuso José Sánchez Gutiérrez, jefe del Departamento de Mercadotecnia del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas de la Universidad de Guadalajara.

“Los productos ‘light’ han sido todo un ‘boom’ a través de la misma labor de marketing que se ha utilizado en el sentido de cuidar la figura, el problema de obesidad que hay en el país, etcétera. Todo ese tipo de elementos se han aprovechado a través de la publicidad —mencionar la importancia de cuidarse, de hacer ejercicio y con estos productos— para generar que el consumidor esté cambiando sus hábitos”.

Fue hace un par de décadas que dio inicio la oferta de productos ligeros, que en un principio fueron las bebidas azucaradas, después de que parte de la población adquirió consciencia de la gran cantidad de carbohidratos que contenían. Tras la aceptación de éstas siguieron los lácteos, galletas, mayonesas, pan y hasta frituras y golosinas “light”.

“De 15 años a la fecha ha ido creciendo enormemente”.

Un factor del que se valen los mercadólogos es utilizar la salud como pretexto para el consumo de lo reducido en calorías: “Y más con la obesidad que hay en nuestro país, se hace muchísima difusión de ese problema. Obviamente las empresas aprovechan para decir, ‘ya no tomes refresco normal, toma ahora ‘light’, cuando la realidad, el problema son los hábitos alimenticios no el producto”.

El problema de la obesidad tiene en la mayor parte de sus casos relación con las cantidades y la clase de comida que se consume: “Más que llamarles productos ‘light’, dietéticos, sin calorías, no es el nombre sino el habito alimenticio del mexicano. Ese es el problema. Tendrían que sacar un virote ‘light’ para meter el lonche de la persona. Son hábitos del mexicano. Ir con un nutriólogo sería mucho más efectivo que comprar productos ‘light’. Tener una sana alimentación es más que suficiente”.

De este modo, la publicidad ha demostrado su efectividad para colocar una oferta creciente: “Sí ha resultado, lo nota uno al ir a cualquiera de los grandes supermercados. Por ejemplo, vamos a hablar de los cereales: lo nota uno en que ya hay una gran cantidad. ¿Qué significa? Que se posicionó ese producto y ha crecido enormemente”.

CLAVES 
Investigan 97 alimentos


Profeco. La Procuraduría Federal del Consumidor  generó un estudio sobre 97 muestras de alimentos con modificaciones en su composición y las compararon con 60 muestras de sus equivalentes convencionales para establecer si cumplían con sus etiquetas. Se tomaron  muestras de lácteos, refrescos, mermeladas y pan que habían sido etiquetados como “light”, bajo en grasa, reducido y 0% grasa. También sin azúcar, ligero, bajo en calorías y otras.

Conclusiones. La dependencia expuso que “no todos los alimentos ‘light’ reducen su aporte calórico tan significativamente como se espera; inclusive se detectaron algunos que se ostentan como así y en su aporte calórico son iguales o muy similares a los productos convencionales”.

Fraude. En otra de las conclusiones se encontró que algunos cuentan con publicidad engañosa, pues si bien refieren “sin azúcar”, ésta es sustituida por endulzantes equivalentes en aporte calórico, como glucosa o fructosa. 

GUÍA
¿Qué es un alimento bajo en calorías?


La Procuraduría Federal del Consumidor define a un alimento ligero o “light” como aquel cuya “reducción del contenido de uno o más nutrientes debe ser 30% como mínimo en comparación con un producto similar. Específicamente en el caso del valor energético, esta reducción en porcentaje debe cumplirse obligatoriamente”. 

En México, estos alimentos están regulados por la Secretaría de Salud por la Norma Oficial Mexicana NOM-086-SSA1-1994 Bienes y Servicios. 

¿Cómo se mide?

Los productos con menor contenido de calorías son aquellos a los que en su elaboración se les ha disminuido parcial o totalmente el contenido calórico, denominándose de acuerdo con  lo siguiente:

• Producto sin calorías: su contenido de calorías debe ser menor de cinco calorías por porción.

• Producto bajo en calorías: su contenido debe ser menor o igual a 40 calorías por porción. 

• Producto reducido en calorías: es aquel donde el contenido de calorías es al menos un 25% menor en relación al contenido de calorías del alimento original o de su similar.

CONSUMIDORES
Las recomendaciones


La Profeco recomienda a los consumidores comparar las etiquetas de los productos modificados con sus equivalentes, no sólo por cada 100 gramos de producto sino también por ración, a fin de cerciorarse que realmente cuentan con al menos 30% de reducción en el contenido calórico.

• También pide tomar en cuenta que, aunque la etiqueta del producto lo ostente como “light”, esto no significa que tenga aporte calórico bajo.

• Al consumir cantidades menores de alimentos regulares y cocinar de manera adecuada no hay necesidad de “optar por los alimentos ‘light’, que por lo general son más caros”.

• El que un producto sea “light” no significa que no engorda: “Se tiene la idea errónea de que los productos ‘light’ adelgazan, o ‘que no engordan prácticamente nada’. Con esa creencia, se consumen en exceso, con el consecuente incremento de peso, incluso mayor que si se hubieran ingerido los productos convencionales”.

• Los niños, adolescentes y embarazadas no deben consumir productos “light”. Esto, porque se encuentran en etapas de desarrollo donde se requieren los nutrientes que sólo los alimentos convencionales pueden aportar en su totalidad.

 

Fuente: Informador.com

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